domingo, 27 de mayo de 2012

La ayuda extrerrestre será la salvación

Expertos de la NASA se han reunido con varios representantes del arte cinematográfico para evitar la mala imagen de los extraterrestres en las película.

Esta es una noticia que me contaron el viernes y de la que no encuentro ninguna referencia, pero que lleva 2 días preocupándome porque creo que implica el acontecimiento más importante en la humanidad desde el Big Bang. Creo que los extraterrestres van a presentarse, por fin, en sociedad en este nuestro planeta. Acabo de encontrar esto, donde Edgar Michel, astronauta de la nave Apolo-14 de NASA, además de afirmar con toda naturalidad que se han producido varios encuentros entre estraterestres y terrícolas, y que el gobierno estadounidense y la NASA los mantienen ocultos, realiza unas declaraciones impactantes: “Si sintiera hostilidad por los seres humanos, nos acabaríamos." (Entiéndase que este "sintiera", debería ser, en realidad, "sintieran", creo. A no ser que se trate de un solo especímen extraterreste, lo que resultaría mucho mas inquietante.)

Es normal que se quiera rectificar la imagen que proyectan las películas sobre ellos. Tienen que estar muy cabreados, y si son seres pacíficos como yo espero, es cruel e injusto que se nos muestren como si fueran parásitos intestinales asquerosos como en Alien, o culparlos de un violento ataque invasor como en Independence Day.

Supongo que, después de varias reuniones entre miembros de uno y otro bando, terrestres vs extraterrestres, se ha decidido que la situación en la Tierra no puede continuar del mismo modo. Ellos nos aportarán soluciones, seguro. A la hambruna, al cambio climático, a la crisis energética y a la econoómica. Al paro y a las enfermedades degenerativas. Pero es lógico que se mosqueen cuando no hemos hecho otra cosa que mostrarlos como seres grimosos y malvados que lo único que quieren es cargarse el planeta entero y a la raza humana.

Si se pretende hacer pública su presencia, pasarán años antes de que la sociedad esté preparada. Desde aquí hago una petición a quién corresponda, a un científico de la NASA o a un adorable hermano extraterrestre, por si acaso: Yo ya estoy preparada. Si queréis, aquí estoy. Mandádme un email o contactad conmigo por telepatía, por correo ordinario o con un encuentro casual por los pasillos del Carrefour. Quiero conoceros ya.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Las precauciones de Paul (Auster)


Ahí voy con una afirmación atrevida y acusadora: Paul Auster fue infiel a su mujer, Siri. No sé cuándo ni dónde ni por qué.

Leyendo el Diario de Invierno, uno no pude evitar sospechar de tanto halago a la dona. Cuantas más críticas al libro miraba, mas me mosqueaba; "Elogio al amor", "homenaje a su mujer" y un largo etc. Pero a mí Auster no me la da. Insistir cada 10 páginas en que su mujer es un pilar básico en su vida solo puede responder a la necesidad de compensar un daño. El daño podría venir de varios frentes; ella también es novelista, poeta, y profesora, pero no tan triunfadora, claro. Queriendo rechazar la idea de la infidelidad, fue la segunda explicación que pude encontrar, porque él es de los que disfrutan castigándose y cargando con una cruz a cuestas, sobre todo con la cruz del éxito.

Buceando entre la bibliografía y las referencias a Siri en Internet (Google, Siri Hudsvet), me encontré varias entrevistas de promoción de su nueva novela El verano sin hombres. ¡El verano sin hombres! No la conocía. Resulta que la protagonista de este verano literario sin hombres, es Mia, una mujer de entre 50 y 60 años, a la que su marido pide "una pausa". Pausa que ella sabe que tiene nombre y apellidos, que es francesa, y compañera de trabajo de él.  En varias de las entrevistas le preguntan si el libro podría estar basado en hechos reales (decepción porque no era a mí a la primera que se le ocurría), y ella siempre acaba negándolo con cierto enfado. Negándolo entre sonrisas de incomodidad, me imagino yo. Quizá arrepentida de levantar sospechas. No tan arrepentida de poder fastidiar a su marido, porque, durante la novela, Mia se lo pasa pipa y se transforma en una mujer diferente.

Por ahí empecé a buscar. Quería leer El verano sin hombres. Tecleé los datos en el buscador de Biblioteca Pública y estos fueron los resultados: 6 ejemplares y uno solo disponible, el de la biblioteca de al lado de mi casa. La cosa prometía, pero la alegría no duró mucho. Al posar los ojos en el hueco donde debía estar el libro (referencia  820-3 HUS), pues no estaba. No estaba. Me acerqué a bibliotecaria y acabó por apuntar en una nota mi nombre y teléfono con la promesa de avisarme si la novela aparecía. Pero había algo en su forma de moverse, de mirarme, que resultaba sospechoso. No sabría decir qué. Sí sabía que no me llamaría. Así que volví a sumergirme entre las estanterías y busqué entre los libros de alrededor por si alguien colocado donde no era. Busqué por otras secciones. Busqué en toda la biblioteca, libro por libro. Pero nada, que no estaba. Joder.

Y aquí llega lo inquietante. Mientras yo me volvía loca revolviendo la biblioteca entera, un hombre pasó a mi lado camino a la salida. Un hombre con gabardina negra, y gafas de sol de estilo aviador. Canoso. Salió sin hablar con nadie, con paso decidido, sin desviar la mirada. Y cuando atravesó las puertas magnéticas de la sala (para evitar robos, por si alguien no está familiarizado con el funcionamiento de las bibliotecas), la alarma se activó. Pipipipi, pipipi. ¡Y nadie se inmutó! Yo me fui detrás. Y me quedé paralizada en las escaleras cuando vi que, ya en la calle, se sacaba un libro amarillo de la solapa de la gabardina, y lo observaba mientras fumaba un purito. No me acerqué a él.

Ahora mismo escribo esto desde el salón del tercer piso, aún consternada y nerviosa. Solo se me ocurre una explicación a todo esto: el retrato de Auster que tengo colgado en la habitación y que me mira directamente a los ojos a todas horas. Y que ahora supongo que, además de mirarme, me ve.

Perdóname, Paul. No lo volveré a hacer más. Pero te voy a colgar en la pared de la cocina.

12:41. Edito esto para decir que llevo una hora peleándome con blogger para poder actualizar con esta entrada. Me lo impedía un aviso de error, que no hace más que acentuar las sospechas que se ciernen sobre Auster y los obstáculos que intenta ponerme una y otra vez para que tropiece. Su poder va mas allá de lo que me imaginaba.

jueves, 3 de mayo de 2012

Poesía

Los sentimientos en el ser humano no han cambiado nunca, ni nunca cambiarán. No sé si es algo bueno o no tan bueno. O si es malo, o no tan malo.

Todos estos poemas son de Goethe, menos el último, de Vicente Aleixandre, y todos me han removido algo por dentro. Llámalo melancolía.

Epirrema

Si dais en contemplar las cosas de la vida
fijaros siempre en todo, en el haz y el envés.
Nada está solo dentro, nada está solo fuera,
porque lo que está fuera también está por dentro.
Seguid sin mas tardanza esta regla sagrada:
mas que oculto misterio es un secreto a voces.

Pues así evitaréis la apariencia engañosa
que parece que es juego, pero es cosa muy seria:
que todo lo que vive es, sin duda ninguna,
nunca una cosa única, sino muchas al tiempo.

Para siempre

Lo que el hombre en su paso por la Tierra
llama divino porque es afortunado,
y es armonía, lealtad sin sombra,
amistad duradera e indudable,
luz que en su soledad al sabio gía
y al poeta concede hermosas formas
todo eso y mas, y en horas tan felices,
lo descubría yo en tí, y me lo diste.

Libro de lectura

El libro mas prodigioso
es el libro del amor;
lo he leído atentamente:
alegres muy pocas páginas,
muchos pliegues desdichados,
un capítulo es la ausencia,
y decirse adiós, un párrafo...
fragmentario.

Penas, penas
en tomos de aclaraciones
sin medida, inacabables.
Pero al final, oh Nisami,
has tomado el buen camino.
¿Pues quién puede resolver
lo que solución no tiene?
Los amantes cuando vuelven
a encontrarse. 

El olvido

No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.


Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.


Con dignidad murió. Su sombra cruza.